Barney y su nuevo pendiente
Iba yo caminando por la calle en dirección a mi trabajo alucinante, cuando de repente me he dado cuenta que había menos tías de lo normal que se me quedaban mirando. Estaba preocupado. No es que me miren todas (sabéis que si), pero en concreto esta mañana no me miraba casi ninguna.
Preocupado, me miraba en los escaparates. Mi traje perfecto. Mi afeitado apurado. Mi pelo increíble. A si que sólo podía quedar una última cosa. Mi pendiente. Yo lo había seleccionado como un toque de distinción y elegancia, pero parece que las féminas de este país no encuentran algo así atractivo, si no chabacano…
Vaya. Llevaba con el agujero mucho tiempo hecho. Y lo dejaba para cuando me quería ligar a alguna perroflauta o a alguna modernita que le molara. Y como al increible Barney le encanta cambiar de aspecto (recordad que soy el “Maestro del disfraz”) pues me dije por la mañana – Barney, hoy va a ser un día Legendario. Al final no fue así, aunque es viernes, y todavía queda la noche.
Fue quitármelo, y como si de la miel se tratara, todas las titis de la ciudad empezaron a fijarse en el cuerpazo en el que resido desde hace 28 años. Es increíble como algo tan insignificante como un trozo de metal te puede putear tanto…
Barney 1 – Tías del Mundo 0
Niñas de Madrid… temblad, Papi ha llegado…
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